Estimadas amigas y amigos de Caja Cantabria:
Primero: No te moleste que nos dirijamos así al colectivo humano que formamos. ¿Verdad que no?
A nosotros, nos gusta sentirnos de aquí. Además, el tiempo lo ha demostrado, siendo de una tierra de profesionales acreditados, podríamos orgullosamente añadir: “y a mucha honra”.
Reconocernos, cada vez, como firmes defensores de quienes trabajamos en Liberbank procedentes de Caja Cantabria, es un sentimiento profundo que, en ocasiones como las actuales aflora, mientras recorremos un camino que compartido con la responsabilidad y la emoción.
Una vez más, hemos llevado a Madrid la seriedad y el rigor que se esperan de un representante sindical cántabro. Traducido: con el esfuerzo y el sudor de nuestra gente, bromas, las justas. Más bien, ni una.
Una vez más, hemos asistido a una escenificación en la que el malo era muy malo para acabar pareciendo menos malo y los vigilantes eran cada vez menos vigilantes, hasta devenir en mirandoalcielosilbantes, para acabar haciendo lo que ya habían quedado en hacer: echar el autógrafo.
Por el medio, los tanteos, los pasilleos, las poses medidas y ese ponerse en las últimas para acabar, en intervalos de minutos, diciendo vaaaleeee. Esas liturgias, vaya, que parece que les vienen en el Libro Gordo de los ERES. Esos que “parecen hechos para nosotros (cuando no por nosotros) y siempre acabamos firmando”…
El último proceso finalizado con acuerdo de los tres de siempre más el nuevo en Madrid, en lo litúrgico, no ha resultado nada nuevo… Bueno, sí… precisamente el nuevo. Pero, ese, merece capítulo aparte. Porque nada es casual. Ni lo que parece. Hay historia detrás. Digámosle, la historia clásica del bocarte. Ya sabéis por dónde muere el pez.
Bien, tenemos acuerdo. Correcto. La empresa ha sacado lo que quería desde el minuto uno (ver dirigente manchego, toledano como una manta, para más señas, hablando de “acuerdo” en la prensa a las primeras de cambio con el primer papelín que le dieron los astures. Si quiso decir propuesta de acuerdo, o es que le traicionó el subconsciente, como aquella otra noche de autos, o es que ya había llegado él solito al acuerdo, sin empezar ni a sentarse, todos los demás.
Qué obsesión tienen algunos, ¿verdad?, con sacar todo lo interno a la luz pública y vender su moto con las primicias, las propias, claro, al periodista de turno. Ya sabéis que nosotros no actuamos así, porque, siempre en la Caja y ahora en el actual Banco, nos gustan los trapitos limpios y en casita. Ojo, salvo que la ocasión o la afrenta lo requieran. Que entonces les cae la del pulpo. Por supuesto.
Decíamos que tenemos acuerdo que, básicamente consiste en:
- 1.- Una fórmula para desvincular por edad, a la que pueden apuntarse quienes hayan nacido en el 64 o antes que, como novedad, se instrumenta en forma de excedencia renovable anualmente y que, a pesar de supuestamente negociarse con los sindicatos, se queda en el 60% del bruto y condiciones, curiosa y lamentablemente, como las que la empresa, de su mano, ofertara en 2015. Ya hablaremos (es que no acabaríamos hoy), de la falta de operatividad de una representación sindical que asume, callando, en silencioso modo “sí, bwana”, exactamente lo propuesto por esta gente, en lugar de tener la valentía de luchar por mejorar aquellas condiciones y aplicar las mejoras y para todos igual, tanto para las nuevas adscripciones como para las habidas en 2015, se hayan ido ya o estén esperando para ello.
- 2.- Una oferta de supuesta baja indemnizada que, efectivamente, y en propias palabras de algunos de los firmantes del acuerdo, contiene condiciones peores que las establecidas por la reforma laboral y de las que, tampoco, han movido un céntimo. Porque los 30 días por año, máximo 20 mensualidades, sin exención fiscal y encima en forma de acuerdo con lo que no te pagan ni el paro, sin prima por voluntariedad además, ni compensación adicional por trienio trabajado, es una cosa que, por no vista en el sector, merecerá seguramente la aclamación de las patronales ACARL, AEB y la salida a hombros de nuestro equipo directivo y sus asesores jurídicos, a nada que asomen por alguna reunión con sus congéneres. Les van a aplaudir con las orejas, vaya. ¡Y encima con la firma de los sindicatos! Por cierto, curiosamente, el 100% de los de Banco de Castilla-La Mancha, S.A., que para esto les han invitado a nuestra negociación (debe ser en calidad de miembros de otra empresa) y, por el otro lado, al final, con la incorporación de los nuevos, del sesenta y tantos de Liberbank, S.A.
Y la prisa… Cuánta prisa. Sólo quince días para apuntarse. Se pidieron treinta, pero ni hablar. Hay prisa. Algo espera. Decimos “algo” porque la forma que se adivina no es de persona física, sino jurídica. Hacemos stop…
Mirad: En Cantabria, tierra donde muchas familias resultaron ser hábiles negociadoras sea en la valoración previa a venta de sus posesiones, sea en el trato de ganado que representara la base de buena parte de nuestra economía regional, todo el mundo sabemos que, huelga decirlo, que, y va con todas las letras, si tu enemigo tiene mucha prisa, hazle esperar. Vamos, el ABC de la negociación. Pues no, aquí, con la lección sabida y a firmar. ¿Y luego qué pasa? Pues lo que en nuestra empresa viene pasando desde hace cinco años. Unos que no exigen que los acuerdos se redacten debidamente, los otros que los interpretan siempre a favor y, siempre, la plantilla fastidiada esperando a que, en el mejor de los casos, la enésima resolución judicial te dé la razón y, si eso, cuando Pin baje la mano, igual hasta cobras algo. Y ese mal, amigas y amigos, ha vuelto a pasar. Lo han vuelto a hacer. Estamos otra vez en manos de algo que, en otros lares, se puede fiar a la buena voluntad del que manda pero que aquí ya sabéis lo que trae.
Amigas y amigos, con los antecedentes que conocemos, y con la gente que lleva mi carro, en APECASYC, como dicen las camisetas, en beneficio de todos, no nos permitimos hacer actos de fe. Vamos, creemos que hacemos lo normal para un cántabro ¿no? Aquí, todo atadito y bien escritito. Que luego lo lees como te da a ti la gana y ya nos conocemos. Y si no, no se firma y punto. Que te lo firmen tus amigos que alguien, además, tendrá que quedar disconforme con tal dejadez, por si, dentro de un año, dos, o más de diez que vas a tener a la gente pendiente de cobrar de ti mes a mes, te da por dejarle de pagar o por limarle de donde se te ocurra.
Te reiteramos que son muchísimas las cosas que tenemos que contarte sobre estos intensísimos quince días, con sus más de 3.300 kilómetros recorridos carretera arriba y abajo, con sus madrugones, idas y vueltas en el día… Sobre estas cuatro reuniones, sobre las asambleas y para lo que sirvieron, pero no es nuestra intención darte la paliza. Tiempo habrá de ir comentando. Sólo que sepas que APECASYC dio la cara, presentó propuestas, tuvo la valentía de mejorar la situación para quienes firmaron el año pasado y para quienes firmen ahora y para un cada vez más amplio colectivo, harto de esta forma de trabajar, de malvivir, que se plantea poder irse con unas condiciones normales y no las que les han firmado a éstos. De todo ello tenemos prueba documental. Ahora no te aburrimos más. Nos ponemos a tu disposición, como siempre, para lo que necesites y también para ayudarte si te quieres adscribir a la propuesta.
Y que sepas que, cuando hacemos las cosas que hacemos estamos pensando en la plantilla que está y en la que va a quedar en nuestra tierra y no sentimos ninguna necesidad de pactar por detrás o pasarle la mano a nadie. Aquí se viene a luchar. A que te partan la cara si hace falta. Y, por cierto, no por defenderse uno, sino porque se haga justicia con todo el resto.
En APECASYC somos así porque tú nos quieres así. Distintos. Nuestra empresa ya lo sabe. Y no les mola. Ni lo pretendemos, faltaría más. En el trabajo diario, al que los de aquí vamos como norma, defendemos el pan de nuestras familias. En el sindicalismo de proximidad, a todos los compañeros y compañeras, sin ver de dónde vienen sino a dónde quieren ir. Y negociando contigo, empresa, APECASYC, defiende SIEMPRE a la otra parte, a la parte débil. Y lo sabes. No se te olvide.
Hasta otra.