Otro año más celebramos, hombres y mujeres, el Día Internacional de las Mujeres.
Y lo hacemos desde la realidad, que no del desánimo: una realidad dura y oscura a
la que hemos de enfrentarnos desde la lucha y, porque no, el ánimo.
El ánimo que nunca ha de faltarnos, el ánimo de ser valientes para plantar cara a
los problemas, para ayudarnos en tiempos de crisis, en tiempos en los que la
realidad nos da de lleno.
Una realidad que pinta oscuro, a pesar de que unos pocos, muy pocos, se
empeñen en ver la luz al final de un túnel que nos va a devolver, si logramos
atravesarlo, un panorama desconocido que en nada se va a parecer a los tiempos
previos a esta larga y amarga crisis.
Porque el retroceso nos ha devuelto a épocas muy lejanas de las que saldremos a
tropezones. Como lo harán muchos derechos conseguidos durante años de trabajo
y lucha. En poco tiempo han quedado en un borroso recuerdo, en un simple
enunciado o titular, como la ley de Dependencia que trajo con unas ayudas más
que necesarias a miles de familias que hoy quedan desprotegidas y en una
situación insostenible; quedan en el recuerdo muchos derechos laborales
conseguidos a lo largo de estos años de la joven democracia española, todo en
honor a la última Reforma Laboral que ha dibujado un panorama desolador para
los trabajadores, con sueldos de miseria, horarios de esclavitud y unos derechos
inexistentes .
Aquel canto de sirena de la conciliación familiar, que empezaba a cobrar fuerza y
credibilidad, ha quedado en el olvido. Como si no se explican los traslados
forzosos, con cientos de kilómetros en la mayoría de los casos del lugar donde has
instalado tu vida familiar, como explicar estos procedimientos si no es la de forzar,
en la mayoría de los casos, una difícil elección entre familia y trabajo.
Mientras tanto, en este escenario los grandes beneficiados son sin lugar a dudas
las empresas, que no hacen sino engordan sus dividendos.
Y para acabar no podemos pasar por alto los resultados, de los que se ha
informado esta misma semana, del último estudio realizado por la Agencia de
Derechos Fundamentales de la Unión Europea, estudio que se llevó a cabo a
petición del Parlamento Europeo: el 22 por ciento de mujeres ha sufrido violencia
machista. Los resultados son desalentadores porque nos señalan a países que
siempre hemos tenido como ejemplo, cito Dinamarca, a la cabeza de estas
agresiones. España- y de ello no felicitamos- está en los últimos puestos. Pero no
nos engañemos: el estudio también desvela que en los países con mayor tradición
democrática y con medidas más avanzadas – citemos a los del norte europeo-
tienen también mayor tradición en denuncias y en informar a las autoridades
competentes estos ataques. El silencio, callar una agresión, no denunciar, esto no
lo refleja ningún estudio.
Santander (Cantabria) 08.03.2014
Día de la Mujer Trabajadora