Lamentable. Lo que está ocurriendo en esta Entidad con el material de protección es de juzgado de guardia. No han llegado los guantes, comienzan a escasear las mascarillas y las pantallas protectoras ni están ni se las espera. De los test serológicos que otras entidades ya han adquirido para sus plantillas de atención directa al público, creemos que vienen en peregrinación desde Wuhan en una caravana de camellos. A nosotros, como sindicato, nos ha costado dinero y esfuerzo, pero a muchas oficinas les hemos provisto de desinfectantes para los equipos, de guantes y de pantallas protectoras. Que debe ser que somos más listucos y hábiles que esta gente.
Y la plantilla demostrando, una vez más, que su profesionalidad y su honorabilidad está muy por encima de la de la dirección de esta empresa; que no sabemos cómo al Sr Ceo no se le cae la cara de vergüenza convocando a un “¡ Aló Presidente!” pregrabado y sin saber contestar a preguntas ya filtradas sobre los test serológicos. Patético.
Y llega un momento que la dedicación a la empresa, el buen hacer profesional y la paciencia se terminan.
SE termina a la misma velocidad que se termina la comprensión de porqué nuestros hijos e hijas o las personas con las que convivimos se ponen en peligro mientras que los hijos, hijas y convivientes de nuestros jefes están tan a gustito a salvo en sus casas.
Se termina al mismo tiempo que se agotan las fuerzas por recibir el mal trato diario y las movidas una tras otra, que nos están montando la clientela en las ventanillas, en las mesas, por teléfono, en la puerta..
Se termina rápido, rápido cuando nos damos cuenta de que organizar un servicio de cita previa desborda la organización de un banco cotizado en bolsa, y que hay que recoger, gestionar y organizar el servicio de cita previa en las oficinas, porque nuestro maravilloso banco no ha sido capaz ni siquiera de eso.
Se agota nuestra paciencia mientras esperamos un gesto de aliento, de reconocimiento y de colaboración. ( la carta del Sr presidente merece otra nota, pero no queremos extendernos tanto). Que mientras mercadona reduce horarios y aumenta pagas, Lupa reconoce el esfuerzo de su plantilla dando un reconocimiento económico, Liberbank no nos facilita ni los guantes, y nos sigue manteniendo los recortes salariales.
Que la entidad se permita el lujo de publicar en la intranet que “Liberbank participa en la campaña #IniciativasconPrincipios de empresas y organizaciones unidas ante la COVID-19 “ es de una desvergüenza y una desfachatez que podría provocarnos un ataque de risa si no fuera porque lo que están haciendo Juan Carlos Navarro (director de relaciones Laborales y calidad de vida laboral), Marcos Espina (subdirector general de personas y cultura corporativa), María Cruz León (Directora de gestión de personas) y Manuel Menéndez al Cuadrado, es jugarse la salud de la plantilla. Con nombre y apellidos, porque su irresponsabilidad es gravísima y merece que se haga público. Ojalá no tengamos que lamentar ningún daño personal irreparable, porque entonces no estaremos hablando de hacer pública su ineptitud sino de emprender acciones legales por omisión de su deber de salvaguardar la salud de la plantilla.
A no ser que esta gente haya decidido, sentados en sus bicis estáticas en el salón de su casa, y luciendo unas flamantes camisetas de Liberbank, que en caso de guerra (y esta pandemia es una guerra) los imprescindibles se quedan en la retaguardia, a salvo de virus y flechas. Que para eso ya está la infantería. O los esclavos, que para el caso son lo mismo, y si cae alguno se sustituye por algún otro, que donde sacamos a éstos seguro que hay más.
Y por si fuera poco, que todo es susceptible de ir empeorando en Cantabria, alguna jefa de zona (aquí no vamos a dar nombres, que queremos preservar su derecho al honor) se permite la licencia de arengar a sus esclavos desde el salón de su casa diciéndoles que en la red de oficinas sobra gente y que quien no sea productivo se va a ir a la calle. Empatía y señorío por arrobas. Cómo si esa línea de acción no haya sido su “marca de la casa” de la que se enorgullece hace varios meses. Y que, por cierto, le sale mal, porque hasta para ser capataz de plantación hay que saber, aunque se cuente con la confianza ciega del señor dueño del algodón. Y cualquiera que tenga esa actitud, ese desprecio por nuestros puestos de trabajo y por nuestro incontestable prurito profesional, nos va a tener enfrente. Enfrente y combatiendo, por supuesto.
Terminamos, estamos a vuestra disposición para lo que necesitéis, contad con APECASYC para cualquier duda, queja, reclamación. Contad con nosotros para intentar conseguir los epis que necesitamos para protegernos y proteger a nuestras familias. Contad con nosotras. Estamos en las oficinas, currando, que somos pequeños, pero como dicen en la peli, tenemos FUERZA Y HONOR para dar y regalar. Que a algunos falta les haría.